Amigos de Behavioral Economics Blog, esta semana presentamos el artículo “Behavioral economic phenomena in decision-making for others” de Ifcher, J. y Zarghamee, H. (2020), en el que se analiza si los sesgos identificados en la literatura de la economía conductual se aplican en la toma de decisiones para otros.
Muchas decisiones se toman en nombre de otros. Los funcionarios electos, médicos, asesores financieros, administradores de fondos de inversión… etc., toman decisiones de manera rutinaria teniendo en cuenta los intereses de los mandantes, clientes o partes interesadas.
Si bien es difícil de estimar, es probable que la proporción de decisiones tomadas por otros sea sustancial, con un impacto profundo en el bienestar individual y social. También es importante señalar que los contextos e incentivos varían ampliamente en dichas decisiones. Recientemente, la literatura se está orientando a comprender mejor la toma de decisiones por otros, particularmente en el ámbito de las preferencias de riesgo. Por toma de decisiones por otros deben entenderse aquellas decisiones no incentivadas, tomadas en nombre de otro. No se enmarca en dar consejos o tratar de adivinar la conducta o preferencias. En este contexto, los resultados materiales de quien toma las decisiones no se ven afectados por sus decisiones.
La teoría microeconómica estándar de la toma de decisiones se puede dividir ampliamente en los siguientes ámbitos principales. Estos son: elección bajo certeza, elección bajo incertidumbre, elección intertemporal y elección en interacciones sociales. Dentro de estos ámbitos, se han establecido numerosos sesgos de comportamiento.
En la elección bajo certeza, se asume que las preferencias son completas y estables frente a los cambios en los procedimientos de encuadre. En la economía conductual, el sesgo de anclaje es el fenómeno por el cual las estimaciones y valoraciones están sesgadas hacia un valor inicial (irrelevante). También identificamos el efecto de dotación. Este es el fenómeno por el cual un individuo valora más un bien por el mero hecho de tenerlo.
En la elección bajo incertidumbre, los individuos se clasifican típicamente de la siguiente forma. Neutrales al riesgo, si son indiferentes entre una lotería y su valor esperado. Aversos al riesgo, si prefieren el valor esperado de una lotería a la lotería en sí. Y buscadores de riesgos, si prefieren una lotería a su valor esperado. En la economía conductual, el efecto reflejo es una característica de la teoría prospectiva. Se refiere al fenómeno de ser reacio al riesgo en las ganancias y buscar el riesgo en época de pérdidas. La aversión al riesgo compuesto es el fenómeno de tener un equivalente de certeza más alto para una lotería simple que para una lotería compuesta. Es decir, una lotería con resultados que son en sí mismos loterías, con el mismo valor esperado.
En la elección intertemporal, el descuento se refiere a la preferencia por la utilidad más temprano que tarde. En la economía conductual, el sesgo del presente es la preferencia adicional por la utilidad recibida ahora frente a un momento futuro, aún cuando esta última recompensa pueda ser mayor en el futuro.
Por último, en las interacciones sociales, se supone que los individuos se comportan estratégicamente para maximizar sus propios beneficios. En la economía conductual, las preferencias sociales o el altruismo describen el fenómeno por el cual el comportamiento de los individuos depende, tanto de sus propios beneficios, como de los de los demás. El sesgo de la víctima identificable sería el fenómeno de una mayor disposición a ayudar a otras personas identificadas en lugar de anónimas.
Para identificar las discrepancias entre uno mismo y otros individuos en los sesgos de toma de decisiones, los autores llevaron a cabo un experimento de laboratorio propio. Se contó con 190 participantes, estudiantes universitarios, reclutados por correo electrónico. El experimento duró 60 minutos en un total de 7 sesiones. Resumidamente, el procedimiento experimental fue el siguiente. Cada sujeto completó un formulario de consentimiento informado y un cuestionario demográfico, además de justificar sus elecciones.
Asimismo, completaron 18 tareas incentivadas en tres entornos distintos, asignadas al azar por tema. Todas estas tareas abordaban los sesgos descritos. Por ejemplo, elegir entre una recompensa más pequeña y temprana y una recompensa posterior más grande. O entre una lotería y una serie de pagos fijos. Los participantes, además, recibieron el pago, o instrucciones de pago, por la tarea seleccionada al azar del entorno correspondiente, antes de finalizar la sesión.
Así, los resultados revelan lo siguiente. Se identificó la aversión al riesgo compuesto, el sesgo de anclaje y el efecto de la dotación, tanto en las decisiones para uno mismo como para los demás. Las magnitudes de estos sesgos son estadísticamente indistinguibles en las decisiones para uno mismo y la toma de decisiones para los demás. El efecto reflejo, el efecto señuelo y el sesgo de víctima identificable no se apreciaron en ningún caso.
Con respecto al sesgo del presente, tanto en las decisiones para uno mismo como para los demás, se observó su presencia débilmente. Sin embargo, también se encontraron algunas discrepancias. La disposición a pagar es más alta en la toma de decisiones por otros que por uno mismo en tareas asociadas con el sesgo de anclaje, el efecto de dotación y el sesgo de víctima identificable. La última discrepancia que encontramos es que las preferencias no interpretables son más comunes en la toma de decisiones por los demás. Por último, se aprecia una tendencia a abordar la toma de decisiones por otros como sustitutos, no como rivales.
¿Qué podría explicar la discrepancia entre uno mismo y el otro en la disposición a pagar?
Una posibilidad es que a las personas les importe menos gastar el dinero de los demás, ya que no hay ningún coste para ellos. No obstante, tampoco hay un beneficio directo. Otra posibilidad sugerida por algunos autores es que los individuos creen que el dinero de otros tiene menos poder adquisitivo o valor que el suyo propio.
Una práctica común cuando se busca orientación o consejo de profesionales o amigos es preguntar qué harían si estuvieran en nuestro lugar. Los resultados sugieren que pregunta de esta manera puede cambiar el consejo que se da, para estar más alineado con lo que los individuos decidirían por sí mismos. Que este simple ejercicio cambie las respuestas confirma la importancia del encuadre en la toma de decisiones, en general y para otros en particular.
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