Amigos de Behavioral Economics Blog, esta semana presentamos el artículo “From intention to decision in purchasing life insurance and private pensions: different effects of knowledge and behavioural factors” de Dragos, S. L.; Dragos, C. M. y Muresan, G. M. (2020), en el que se investigan varias hipótesis sobre la influencia de factores conductuales y sociodemográficos en la compra de una póliza de seguro de vida o una pensión privada.
La demanda de seguros de vida a menudo se estudia macroeconómicamente, centrando la atención en factores económicos, sociodemográficos e institucionales. Sin embargo, la literatura sobre la influencia de factores conductualesen la demanda de seguros de vida es bastante limitada.
Los datos sobre seguros de vida a nivel nacional muestran enormes discrepancias entre países europeos. La fuente de estas disparidades puede enfatizarse mejor a nivel del hogar por factores económicos, sociodemográficos y principalmente de comportamiento. Esto explica la decisión individual de obtener un seguro de vida. También pueden destacarse mecanismos similares para las pensiones privadas, cuyas reformas representan una prioridad para la mayoría de gobiernos europeos. Estas reformas transfieren a las personas una responsabilidad mucho mayor de ahorrar e invertir para la jubilación.
Desde el punto de vista de las aseguradoras, las personas se dividen en tres categorías principales: asegurados, asegurados potenciales (personas con la intención de comprar un seguro) e individuos que no desean comprar ningún seguro. Teóricamente, el mecanismo de decisión de comprar un seguro de vida o pensión privada es muy debatido. Sigue habiendo una falta de estudios al respecto.
Según Lewis, las decisiones de consumir y ahorrar (incluido el seguro de vida) están determinadas por variables económicas (ingresos, riqueza), sociodemográficas (edad, género, ubicación) y culturales (educación, religión). Recientemente, la literatura sobre seguros de vida también ha integrado factores institucionales y conductuales como determinantes.
El seguro de vida generalmente se asocia con la protección contra la pérdida de ingresos de los dependientes o beneficiarios en caso de muerte del asegurado. En contraposición, las pensiones privadas son una protección contra la pérdida de ingresos al jubilarse. Según el modelo de otros autores, en una cultura colectivista, el comportamiento del individuo está influenciado por su posición dentro de un grupo, prevaleciendo el interés de dicho grupo. Las personas de culturas altamente individualistas tienen más probabilidades de poseer un seguro de vida. Esto es porque tienen un estilo de vida en el que la persona trata de ser autosuficiente y no dependiente de los demás.
Además del tipo de cultura, la importancia de la educación, capacidad y educación financieras han aumentado en los últimos años. Algunos argumentan que el acceso al conocimiento financiero es un indicador más relevante que la educación. Los estudios existentes no evalúan hasta qué punto el asesoramiento financiero mejora la toma de decisiones financieras. No obstante, diferentes autores sostienen que la educación y el asesoramiento financiero son complementos, no sustitutos.
En la literatura, el tema de transformar la intención en decisión (comportamiento real) no se aborda ampliamente. Existen dos teorías que conectan intenciones y decisiones: la teoría de la acción razonada y la del comportamiento planificado. La teoría de la acción razonada establece que el predictor más importante de la conducta es la intención conductual evaluada desde dos perspectivas: las actitudes y las normas subjetivas. La principal diferencia entre estas dos teorías es que la segunda incluye un constructo adicional, el control percibido. Este se refiere a la “percepción de las personas sobre la facilidad o dificultad de realizar la conducta de interés”.
Así, los autores examinaron el comportamiento del individuo al suscribir una póliza de seguro de vida o una pensión privada en su propio estudio. Se investigaron principalmente los factores diferenciales entre intención y decisión o el acto propiamente realizado. La población considerada fue la rumana (18-65 años) de áreas urbanas y rurales. Se entrevistó a 2000 personas, de las cuales 1579 respondieron íntegramente a todas las preguntas incluidas en el análisis de regresión. Además, se administraron cuestionarios de forma aleatoria.
Los encuestados declararon si tenían o no un seguro de vida o pensión privada. El cuestionario fue diseñado para recopilar información sobre cinco categorías de variables explicativas que influyen en la decisión / intención. A saber: variables de comportamiento financiero general; variables de comportamiento específicas del seguro; variables relacionadas con el conocimiento de seguros; económicas; y sociodemográficas.
Los resultados mostraron lo siguiente. El nivel de confianza en las compañías de seguros y la fuente de información son los únicos factores específicos que determinan la intención de adquirir un seguro de vida. Asimismo, la ayuda institucional durante dificultades económicas se muestra positiva y significativamente vinculada a la decisión de contratar un seguro. Las personas que prefieren depósitos bancarios en lugar de otras formas más arriesgadas de ahorrar / invertir están menos motivadas para comprar un seguro de vida o pensión privada.
El nivel de conocimiento en seguros es un poderoso determinante de la decisión de adquirir uno, pero no influye en la intención de hacerlo. La propensión a consumir se correlaciona negativamente con la decisión de adquirir una pensión privada, pero no influye en la intención. En el caso de las personas que buscan un asesoramiento financiero y en el de las que se dirigen a instituciones especializadas, la probabilidad de comprar una pensión privada es mayor. Quienes no las perciben como una inversión presentan una menor probabilidad de adquirir una. Por ingresos, incluso si las personas pretenden adquirir una pensión privada, no materializan esa intención al carecer de recursos materiales. En cambio, un mayor nivel educativo puede influir en su intención, pero no es un determinante significativo de la decisión de compra.
Las intenciones no se materializan en decisiones de compra de seguros de vida si no tenían un seguro previo, si ellos (o sus familiares) tuvieron experiencias desagradables con el seguro, si no perciben el papel protector del seguro de vida o si recurren a amigos, o familiares, en caso de dificultades económicas. En el caso de las pensiones privadas, las personas que no perciben una pensión como una inversión prefieren invertir de forma independiente, consideran adecuada la pensión pública y cuentan con el asesoramiento de amigos, familiares y medios de comunicación con respecto a sus decisiones financieras, mostrando una menor probabilidad de dar el paso de la intención a la decisión.
Los hombres, personas casadas, las más educadas y las personas con mayores ingresos muestran una mayor probabilidad de tener la intención de comprar y adquirir una pensión privada o un seguro de vida. La más significativa de las variables económicas y sociodemográficas es el estado civil (encontrarse o no en una relación estable).
Por tanto, estos resultados pueden constituir la base de políticas públicas de apoyo al mercado de seguros de vida y pensiones privadas. La implementación de estrategias diferenciadas basadas en la segmentación sociodemográficapodría conducir a un aumento de la intención de compra. Para aumentar el nivel de conocimiento de estos complejos productos financieros, sería útil organizar campañas masivas de información por parte de las instituciones reguladoras.
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