Amigos de Behavioral Economics Blog, esta semana presentamos el artículo “Harnessing Behavioral Economics Principles to Promote Better Surgeon Accountability for Operating Room Cost: A Prospective Study” de Offodile, A. C.; Sen, A. P.; Holtsmith, S.; Escalante, J.; Park, A.; Terrell, J.; Bassett, R. y Perrier, N. D. (2020), en el cual se ilustra la aplicación práctica de la economía conductual para reducir costes de las salas de operaciones quirúrgicas (quirófanos).
El uso de implantes, suturas, grapadoras y dispositivos médicos representa una proporción significativa del coste de la sala de operaciones.
De hecho, aproximadamente el 40% de los gastos para la atención quirúrgica hospitalaria se puede atribuir al entorno de la sala de operaciones. Estos gastos pueden ascender a los millones de dólares anuales a nivel nacional.
Mediante el uso generalizado de “tarjetas de preferencia” los cirujanos tienen considerable discreción al elegir implantes y suministros para la sala de operaciones. Estas tarjetas son informes detallados de suministros, equipos e instrumentos que se consideran esenciales para la realización exitosa de un procedimiento quirúrgico particular. Sin embargo, las tarjetas de preferencia no incluyen precios de los artículos enumerados ni, por tanto, del gasto. Esto hace que, a su vez, muchos cirujanos y doctores desconozcan el gasto real de sus equipos.
Una gran variación en la composición de las tarjetas de preferencia y, asimismo, en el uso de la oferta, puede generar diferencias de costes desfavorables para el mismo procedimiento dentro de una institución.
En este contexto, la economía conductual y sus principios puede mejorar la toma de decisiones de los proveedores. Así, es posible mejorar la efectividad de las iniciativas de contención de costes.
El objetivo del estudio de los autores era, por tanto, comprobar si la entrega de incentivos no financieros, según la economía conductual, puede modular suficientemente el comportamiento de los cirujanos para reducir el coste del suministro intraoperatorio.
Así, la investigación tuvo lugar en el año 2018. El lugar escogido fue un centro contra el cáncer de la Universidad de Texas. Se incluyeron en el estudio tres departamentos clínicos de la División de Cirugía: cirugía torácica, urología y cirugía endocrina.
Los cirujanos de cada departamento eligieron dos tipos de casos (1 caso de gran volumen y 1 caso de alta complejidad) para identificar a los pacientes para su inclusión. Por su parte, el estudio incluyó 6 tipos de procedimientos médicos. Se excluyeron procedimientos concurrentes (es decir, más de un procedimiento realizado con la misma anestesia general), procedimientos de emergencia y casos de equipos múltiples.
Estas condiciones se aplicaron para aumentar la precisión de la capacidad de atribuir los costes de suministro a un solo cirujano principal. Se incluyeron un total de 2.853 procedimientos y 26 cirujanos como participantes.
El coste del suministro intraoperatorio reflejó el coste directo a la institución de los instrumentos desechables, de un solo uso. Los instrumentos de usos múltiples se excluyeron, o se amortizaron los costes de adquisición en el número total de usos.
La intervención central fue un panel de costes de suministro intraoperatorio integrado en el registro médico electrónico. Este contenía información relevante como, por ejemplo, el coste medio por procedimiento, inventario de artículos desechables y suministro intraoperatorio para un caso específico. Asimismo, permitió comparaciones interdepartamentales del costo del procedimiento entre cirujanos y podría filtrarse por nombre del cirujano, número de historia clínica del paciente o fecha del procedimiento.
El estudio se centró esencialmente en los principios de la economía conductual de la arquitectura de la elección (según el cual la forma en que se enmarcan las elecciones puede tener un impacto significativo en la calidad de las respuestas) y los denominados empujones. Para paliar la sobrecarga de elecciones, se indicó la alternativa de menor coste a los suministros costosos usados normalmente.
El resultado primario fue el cambio porcentual en el coste, calculado a partir del coste de suministro intraoperatorio promedio por tipo de caso seleccionado, para cada departamento participante.
Los hallazgos revelaron que aprovechar los principios de la economía conductual durante la retroalimentación de costes tiene beneficios obvios. Se asocia con una reducción general significativa en el coste de suministro intraoperatorio y es altamente sensible al tipo de procedimiento. Además, cabe resaltar que la calidad de la atención médica no se vio afectada.
Así, los formuladores de políticas e investigadores apuntan a que la toma de decisiones para reducir el coste de la atención médica debe estar a nivel del proveedor. Estimular este diálogo tiene un sentido intuitivo, dado que un alto porcentaje de los costes de atención médica son resultado (directo o indirecto) de las decisiones de los proveedores.
Así, en dichas circunstancias los cirujanos son uno de los principales stakeholders cuando los gastos dependen de ellos en gran medida. La información pertinente también debe presentarse en un formato claro y fácil de comprender que reduzca la tensión cognitiva.
Es entonces, con transparencia y compromiso, cuando puede establecerse el vínculo entre patrones de práctica discretos (por ejemplo, elección de suministros discrecionales) y coste (variación y gasto total).
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