Amigos de Behavioral Economics Blog, esta semana presentamos el artículo “Behavioral psychology analysis of individual decision, strategic interaction and climate governance” de Chen, J.; Liu, J.; Wang, Y. y Li, P. (2020), en el que se explica la decisión individual en la gobernanza climática y la interacción estratégica entre países mediante la economía y la psicología conductual.
No es ningún secreto que la explotación excesiva de la energía ha acelerado el ritmo del cambio climático. Esto supone un impacto enorme en la sociedad y economía, convirtiendo la protección del medio ambiente en una preocupación mundial.
Una gobernanza climática eficaz requiere una cooperación amplia y profunda entre países. De hecho, la negociación climática internacional pertenece a la economía del cambio climático, un área de investigación económica (puedes leer más al respecto aquí).
Comparada con la economía tradicional, la economía conductual utiliza la sociología y psicología para explicar la mayoría de las irracionalidades en las decisiones del comportamiento humano. Muchos académicos la han aplicado para describir los comportamientos de las entidades económicas de manera realista. Así, se han establecido nuevas reglas sobre la toma de decisiones para resolver los problemas del cambio climático global.
En el trabajo de los autores, se emplea la economía conductual para explicar la decisión individual en la gobernanza climática y la interacción estratégica entre países.
Los modelos de evaluación económica más populares para el cambio climático incluyen la función de utilitarismo, la de Bernoulli-Nash y la de bienestar social de Bergson-Samuelson. Sin embargo, ninguno de ellos puede describir los impactos en el bienestar social de ciertos factores en formas funcionales específicas. La economía conductual afirma que las personas están informadas de manera incompleta. Así, nos encontraríamos limitados por la racionalidad, la fuerza de voluntad y el interés propio. En otras palabras, se supone que los humanos prefieren el estado actual, evitar pérdidas, etc.
La negociación climática internacional involucra tanto factores racionales (ej. interés individual) como factores irracionales. Entre estos últimos encontramos interés de otros, el interés intergeneracional, el entorno internacional, la moralidad y la ética. Esto hace que la equidad sea un elemento indispensable en esta negociación. Sin embargo, es difícil razonar un estándar justo que satisfaga a todos bajo la economía estándar.
Desde la economía conductual, la negociación humana se ve muy afectada por las diferencias entre países y los factores culturales. Los resultados experimentales muestran que los países difieren en la negociación del ultimátum. Esto es debido a que las personas de diferentes culturas tienen ideas variadas sobre equidad, compartir, licitaciones y rechazo. Además, los ciudadanos de los diferentes países negociadores tienen su respectiva percepción de las normas climáticas. Por ejemplo, sobre la reducción de emisiones, la política climática y la confianza.
Los comportamientos egoístas están presentes en algunos países y pueden explicarse mediante la teoría de juegos tradicional. No obstante, también hay muchos comportamientos que reflejan la justicia distributiva. Asimismo, los países negociadores también varían en valores e ideologías, dificultando alcanzar un consenso sobre la reducción de emisiones. Pero la respuesta humana a la injusticia depende de por qué la otra parte se comporta injustamente. El comportamiento injusto es aceptable si es racional, e inaceptable si no es así.
La evidencia muestra que los países desarrollados deben tomar la iniciativa en la gobernanza climática. Deben expresar su voluntad de cooperación y confianza mutua en las negociaciones pertinentes. Durante la negociación climática internacional, las dos partes se turnan para presentar sus planes y luchar por alcanzar un punto de equilibrio. El coste del proceso de negociación determina directamente el éxito o el fracaso de un acuerdo. Una vez que su plan es rechazado por la otra parte, una de las partes esperará a que la otra parte proponga un nuevo plan y comience una nueva ronda de negociaciones. De lo contrario, el otro lado lo considerará débil. Por tanto, se incurrirá en un coste de oportunidad en el proceso de negociación que retrasa la cooperación climática. Cuanto mayor sea la demora, mayor será el coste.
A pesar de dos décadas de negociaciones, los países del mundo no han llegado a un consenso sobre muchos temas clave de la gobernanza climática. Esta situación puede explicarse en parte por la baja tasa de descuento y la asimetría de información en las acciones o inversiones contra el cambio climático.
La tasa de descuento es un factor de influencia importante en las negociaciones y políticas climáticas. El negociador con una tasa de descuento más baja es relativamente paciente, ya que el valor presente se deprecia más lentamente con el tiempo. Entonces, ¿qué tipo de tasa de descuento debería adoptarse para el cambio climático?
Debemos tener en cuenta las externalidades del cambio climático y la naturaleza pública de las políticas climáticas. Así, la tasa de descuento para las inversiones climáticas debería ser menor de lo esperado por las tasas de interés del mercado. La gobernanza climática es un proceso extremadamente largo con una gran incertidumbre. El coste de oportunidad de la distribución es tan bajo que los países pueden permitirse negociar repetidamente. Ésta es una razón importante de la lentitud de las negociaciones internacionales sobre el clima.
La información en la negociación de la negociación climática es severamente asimétrica. En los estudios de juegos de comportamiento, se han propuesto muchos mecanismos de negociación bajo asimetría de información. Uno popular es el mecanismo bilateral de oferta sellada. En este, ambas partes dan sus precios y se toma el intermedio si la oferta del comprador es mayor que la del vendedor. La comunicación eficaz puede reducir la revelación falsa y probar el valor de retención de la otra parte. Así forman un precio mutuamente aceptable y, por lo tanto, un ingreso igualado.
En la gobernanza climática internacional, quienes participan en la interacción estratégica sufren el dilema del prisionero. Afortunadamente, este puede mitigarse con la cooperación y la reciprocidad entre estos participantes, aunque tengan intereses propios. El proceso de toma de decisiones se ve muy afectado por los factores psicológicos de los participantes. Con fuertes preferencias sociales, las partes negociadoras tienden a tomar decisiones altruistas.
Finalmente, un buen enfoque de búsqueda de consenso es renovar el mecanismo de comunicación entre países. Esto se da, o debería dar, especialmente países grandes con respecto a temas sobre el cambio climático.
Si quieres saber más sobre la Economía Conductual y cómo aplicarla al comportamiento humano, mira nuestro Máster Universitario en Behavioral Economics o nuestro Experto Universitario en Behavioral Economics, dos programas de formación únicos en español, 100% online y certificados por la Universidad a Distancia de Madrid. Ahora, con descuento para las primeras plazas. ¡Matricúlate antes de que se agoten!